'El viejo no dio importancia a aquel suceso que, sin embargo, iba a ser el preludio a su aventura. En un momento de descanso recibió en su oficina a una mujer que quería presentarle y encomendarle a una joven, su propia hija. Tuvo que recibirlas, ya que traían una carta de recomendación de un amigo suyo. El viejo, arrancado de sus asuntos y sin lograr quitárselos por completo de la cabeza, miraba aturdido la carta esforzándose por entenderla y librarse en seguida de la molestia que le ocasionaba'.