El poemario se publicó en 1935. Sigue la línea de los anteriores en cuanto al deseo de la libertad, el movimiento y un cierto misticismo. Sin embargo, Karin Boye también nos habla de la feminidad, del misterio femenino y llena los versos de poderosos simbolismos vinculados a la flora y la lucha. En algunos aspectos, su obra puede ser comparada con la de la poetisa sueco finlandesa Edith Södergran (1892-1923). En el nombre de los árboles incluye el poema más conocido de Boye, “Sí, es verdad que duele” (Ja, visst gör det ont när knoppar brister) y del cual la gran mayoría de los suecos saben, como mínimo, recitar los primeros versos. Karin Boye siempre vio sus colaboraciones en prosa como una prostitución útil crematísticamente y siempre valoró más su poesía. Es una buena ocasión para sumergirnos en la poética de una autora oscura y fatalista pero ante todo desafiante y vital.