La lectura como una actividad moral, comprometida con necesidades espirituales de alcanzar la verdad y la sabiduría, motivó a Hugo de San Víctor (1096-1141), filósofo escolástico y teólogo místico; su Didascalicon es el primer libro sobre el arte de la lectura. En el viñedo del texto recoge los ensayos de Ivan Illich, dictados en distintas universidades, y son una reivindicación del libro como objeto esencial para la comprensión de la cultura.