Esta obra analiza los prejuicios norteamericanos hacia los dos países, centrándonos en las opiniones de escritores y políticos influyentes a lo largo del siglo XX. Donald Davis y Eugene Trani descubren el origen de la visión norteamericana de Rusia y China, estudian su evolución, y demuestran cómo esta visión a menudo ayudó a mantener unas políticas exteriores generalmente negativas hacia Rusia y positivas hacia China. Este amplio estudio se sirve de memorias, archivos y entrevistas. Los autores descubren el impacto de la personalidad de ciertos actores sobre la interpretación de situaciones y conflictos clave; al mismo tiempo, explican el arraigo de determinados prejuicios culturales hacia Rusia y China, que han resultado difíciles de eliminar.