El mundo se le viene abajo a Kate cuando su hijo Luke mata accidentalmente a su padre Owen durante una partida de caza. Mientras Kate intenta rehacer su vida y Luke empieza a tener compañías nada recomendables, la muerte de Owen va a traer nuevas consecuencias funestas para la familia. En efecto, la condición de viuda rica de Kate la convierte en blanco apetecible para muchos delincuentes. Al poco tiempo, Luke es secuestrado y sus captores amenazan con devolverlo a trozos si no reciben dos millones de dólares en las próximas setenta y dos horas.