Es hermoso dejarse interpelar por la vida que se trasluce tras los escritos de Etty. A veces no es suficiente una sola lectura y habrá que releerlos desde la reflexión de Paul Ricceur: metiéndose de lleno en la comprensión de los escritos manteniendo la propia alteridad, y será entonces cuando las preguntas fluyan: ¿quién fue esa mujer cuyo interior, en principio agitado, inseguro, llegó a dar un cambio tan sorprendente?, ¿cómo pudo vivir en constante comunicación consigo misma en medio de la dureza de la situación exterior que le tocó vivir?, y ¿cómo evolucionó en su idea sobre Dios, sobre el hombre, sobre la humanidad misma? De su lectura encontraremos, entre otros aspectos, su desgarradora sinceridad y esa familiar delicadeza en su diálogo con Dios.