Siguiendo un punto de vista que no es el de la historia del arte, sino el del análisis de los programas y políticas de la imagen y las funciones que ha desempeñado en una sociedad pluriétnica, el autor recorre el México colonial y barroco. La obra analiza simultáneamente la acción del colonizador y la reacción del colonizado a través del concepto seductor de lo imaginario.