Enmarcadas en unas arquitecturas fingidas de la Sala Capitular de las Descalzas Reales (Madrid), catorce escenas pintadas con la técnica de la sarga, con sus correspondientes inscripciones latinas, relatan tu vida, Francisco. La acción de diferir el inevitable proceso de degradación que, como el de toda obra humana camina hacia su fin, nos ofreció la oportunidad de entender lo que muchas veces te diré, Francisco: que un cuadro es siempre más que un cuadro, para ser un documento, y en estos que relatan tu vida, también hay un fondo y trasfondo en el que se imbrican, como en un invisible caduceo, los hechos narrados, las veladuras que, sin ocultarlos los matizan y, los arrepentimientos (pentimenti) de lo que pudo haber sido y no fue.