Paredones de fusilamiento, fosas comunes, cárceles clandestinas o campos de concentración forman parte del paisaje que observamos cada vez que nos asomamos a la ventana de nuestro pasado reciente. Un pasado de violencia, de trauma y de terror que invade de polémicas el presente y que nutre las memorias colectivas de la Guerra Civil española. Pero precisamente por polémico y complejo, el análisis de esas violencias debe alejarse de simplificaciones y maniqueísmos, de martirologios alimentados por la mitificación y la propaganda. Debe apartarse de confusas cosmovisiones de la guerra en clave de equiparadora, determinista y cómoda «locura trágica», y de las de las violencias desplegadas durante la misma en términos de correlación, simetría y responsabilidades colectivas. Frente a esa visión desdibujada que habla de violencias coyunturales, espontáneas o irracionales, este libro plantea las asimetrías, las lógicas, los fines y los límites de unas políticas de terror y exterminio supraindividual que marcaron a fuego el siglo XX español.