El mundo necesita hombres y mujeres de oración. Sin vida de oración no hay evangelización, ni catequesis, ni acción pastoral, ni militancia cristiana. Sin vida de oración no hay fe. La vida de oración no es una especie de entretenimiento más o menos grato, reservado a quienes disponen de mucho tiempo libre. Para las personas de fe, la oración es como el oxígeno sin el cual no se puede vivir. Forma parte de los aspectos más esenciales de nuestra condición de discípulos de Jesús. Este libro invita al lector a la oración y le ofrece reflexiones sobre la oración, situándola siempre dentro de esa llamada que Dios mismo nos hace al amor.