Con un horizonte emblemático y un puerto legendario, Hong Kong rompe moldes constantemente gracias a sus propuestas arquitectónicas, gastronómicas y comerciales. Y, sin embargo, bajo las capas de megamodernidad se esconden seductores rincones: templos envueltos en incienso, barrios aferrados a las tradiciones y abarrotados locales de dim sum, enmarcados por frondosas cimas y playas de surf.