Es la reivindicación de Cuba y la crónica de Europa en un momento en que Madrid vive una modernidad superficial, una actividad intelectual de corte europeo que encubre un atraso secular. Alberto Insúa, por su popularidad, por ser espectador de excepción de unos hechos históricos que refleja en su novela, representa una figura insoslayable en la narrativa española de comienzos de siglo.