Pablo Aparicio Durán es doctor en Didáctica de la Lengua y la Literatura porcla Universidad de Almería. Licenciado en Filología Inglesa e Hispánica por la Universidad de Granada, ha sido profesor de español como lengua extranjera en el Departamento de Educación Continua de la Universidad de Oxford desde 2014 a 2016. Su tesis doctoral, titulada Ideología y literatura del canon aplicada a la enseñanza de E/LE. Teoría y propuestas didácticas (2016), es un estudio de las bases ideológicas en las que se sustentan las distintas teorías de enseñanza-aprendizaje de lenguas, cuya especial propuesta de secuencia didáctica supone, a la vez, una enseñanza de la lengua y una pedagogía crítica del discurso. Actualmente es profesor del Departamento de Didáctica de la Lengua y la Literatura de la Universidad de Granada. No se trata de señalar el lado ideológico del fenómeno de la “comunicación”. Pretendemos algo mucho más básico (pero no por ello menos complejo): hablar de los presupuestos que encierran las nociones mismas de fenómeno y de comunicación; y, en concreto, del sentido último (esto es, histórico/inconsciente) del concepto de “competencia comunicativa” en el ámbito de la enseñanza. Se tratará, pues, por un lado, de desustancializar el concepto de ideología; o lo que es lo mismo, de disolver las fronteras teóricas y políticas que segregan, en sus lados o aspectos específicos, la realidad en una serie de “objetos de estudio” (la cultura, el lenguaje, la literatura, el conocimiento, etc.) considerados fenómenos en sí por la ideología dominante que, sin embargo, concibe la comunicación como lo común a todos ellos. Para desentrañar esto, habrá que hablar, pues, de discursos particulares (y, en especial, de los discursos de la lingüística, la literatura y sus didácticas), precisamente para dejar constancia de su condición social (y, por tanto, ideológica) en bloque. En definitiva, hablamos —con Juan Carlos Rodríguez— de la “producción ideológica” propia del sistema o modo de producción capitalista, pues es aquélla la que hoy recubre el hecho de que las relaciones sociales (de explotación) sean intersubjetivas y se legitimen mediante el lingüisticismo inherente al término “comunicación”. Por lo tanto, queremos llamar la atención de que la práctica educativa parte de esta norma (y no de otra); y es más, significa la institucionalización de dichos presupuestos.