La obra integra una iconografía completa de México, las tradiciones populares -las que se han perdido, las que están a punto de desaparecer y las sobrevivientes- los movimientos sociales y la cultura, a través de fotografías, seleccionadas por Déborah Holtz, y recuerdos y lecturas de Monsiváis. El cronista evoca los momentos decisivos y cotidianos de la nación. Se trata, en síntesis, de una historia del mundo imaginario y vivencial de los mexicanos desde la época de la Colonia hasta nuestros días. De la Revolución de 1910 al México de mediados del siglo XX, del cine a la lucha libre, de Octavio Paz a Juan Gabriel. Los avatares, las creencias, devociones, pasiones, placeres y el puro gusto de un pueblo.