En cierta gira de conferencias por Europa, Mills encontró múltiples dificultades al tratar de explicar por qué los sociólogos norteamericanos están absorbidos por las encuestas y los estudios teóricos mientras la libertad y la razón del bombre se hallan en peligro. Tal experiencia canalizó sus convicciones hacia la redacción de este libro, que constituye una crítica cultural de las ciencias sociales, especialmente de las "escuelas" de sociología imperantes en los Estados Unidos. Al mismo tiempo, La, imaginación sociológica resultó una nueva formulación y una defensa del análisis sociológico clásico que da "orientación cultural a nuestros estudios humanos". Descrito por artistas y escritores como víctima de fuerzas fuera de su control -como la guerra-, el hombre moderno está en peligro de perder el de su propio destino. Mills creía que el trabajo intelectual y político de los sociólogos debía relacionar los problemas individuales con los cambios estructurales de nuestra sociedad: examinar, por ejemplo, las dificultades personales del matrimonio a la luz de la crisis institucional de la familia y descubrir las causas para sugerir alternativas razonables de acción. Las escuelas de sociología hoy de moda han perdido de vista esta tarea, de ahí que el autor ataque particularmente a los "grandes teóricos", representados por Talcott Parsons y sus seguidores; a los "empiristas abstractos", conducidos por Paul Lazarsfeld, Samuel Stouffer y otros, y a la nueva casta de burócratas: los expertos en relaciones humanas y los investigadores de mercados. Libro polémico, como casi todos los de Mills, éste fue quizá el que mayor prestigio intelectual trajo a su autor. La presente edición incluye un epílogo de Todd Gitlm, profesor de cultura, periodismo y sociología en la Universidad de Nueva York, quien subraya las múltiples contribuciones de este trabajo pionero y analiza la relación entre Mills y la sociedad norteamericana actual.