Dónde estás, oh paloma marina que bajo mis besos caíste herida y salvaje en la trémula hierba del Sur transparente allí donde mueve sus rayos glaciales mi soberanía, muchacha campestre, amasada con barro y con trigo, amante que al mar galopando robé con un puñal, oh sirena, y al volcán desafié para amarte trayendo sobre la montura tus crines que el fuego tiñó elaborando su llama cobriza.