No estamos ante ilustraciones sino en medio de lecturas que proponen un recorrido posible, y en tiempo presente. Ensayos visuales de una experiencia en acto. Invitaciones que, por momentos, toman la forma de caligramas, como en ciertas «o» y en los párrafos convertidos en muros inclinados, como si todo lo que parece quieto estuviera también en movimiento. Aun así, tengo para mí que estamos ante una serie de mapas que nos conducen al mundo de Kafka y Borges en un sueño nuevo.