La esperanza cristiana atraviesa en la historia situaciones luminosas y también fases de penumbra. En ocasiones recibe la esperanza el refuerzo de la euforia, como ocurrió en tiempos del Concilio Vaticano II; y a veces está duramente sometida a prueba. En el contexto actual de la Iglesia y del mundo percibimos vivamente que la esperanza en Dios es una gracia inmensa que debe ser alentada. "La esperanza en Dios no defrauda" es al mismo tiempo ejercicio de confianza en Dios bueno y fiel, gratitud por el don de la esperanza, deseo de animarla en la Iglesia y de prestar a la sociedad este servicio inestimable. Las consideraciones teológico-pastorales del libro, surgidas en diferentes circunstancias del ministerio episcopal, se mueven con esa inquietud de fondo.