La tranquilidad del pequeño pueblo francés de Beaufort se ve alterada por un hecho que parece carecer de una explicación razonable: el granjero Henri Morillon ha encontrado muerta una de sus vacas en extrañas circunstancias. Algunos habitantes del pueblo, como el joven Jerôme, creen que la mansión de Grisard guarda cierta relación con el suceso.