El clima es, por naturaleza, cambiante. Factores naturales vinculados a las variaciones en la recepción de energía solar, auténtico motor de la maquinaria climática planetaria, han impuesto variaciones seculares en los regímenes térmicos y pluviométricos de las diversas regiones. A ello se ha sumado en el último siglo las posibles alteraciones impuestas por la actividad del hombre. Históricamente, el clima ha modelado formas de relieve y paisajes vegetales y agrarios, ha condicionado emplazamientos urbanos, tipologías de vivienda, etc. En suma, ha permitido la vida sobre la Tierra y la propia aparición del hombre. El trabajo propone una revisión de la influencia que el clima ha tenido en la historia de las sociedades. Las relaciones del hombre con el tiempo y el clima han pasado desde el determinismo teológico plasmado en la aparición de mitos, relatos y leyendas hasta el conocimiento científico del clima, del que aún persisten incógnitas. El clima, entre los elementos del medio, ha sido y sigue siendo el factor más importante para la distribución de pueblos y actividades sobre la superficie terrestre, así, en la propia historia de la humanidad.