Dos son los aspectos relevantes que han marcado la desigualdad de la mujer rural; por un lado, las dificultades que muchas de ellas han encontrado para ser agricultoras en las zonas de cereal de secano; y en segundo, la presión que se ha ejercido sobre ellas, desde el interior de la propia sociedad rural, para emigrar. Pero, a pesar de estos inconvenientes, las mujeres rurales están implicadas, y lo van a estar de una forma más intensa en el futuro, en los procesos de modernización de la vida económica, política, social y cultural del mundo rural.