Plantas, flores, frutos, animales terrestres, voladores o acuáticos, criaturas fantásticas... La naturaleza, en sus múltiples y variadas formas y representaciones, aparece por doquier en la historia del arte, ya sea como el elemento central de una pintura o bien como un detalle que a primera vista tal vez nos pasa inadvertido pero que puede llegar a ser fundamental para la adecuada interpretación de una obra: el jacinto, que es un símbolo de Cristo, simboliza la prudencia y la sabiduría; la granada simboliza la castidad, la virginidad; la manzana es el símbolo de la tentación y la caída, pero también de la redención; el cordero es el símbolo de la Pasión de Cristo; las moscas, del pecado y la maldad... Un enorme caudal de informaciones que la presente obra nos ayuda a desvelar con textos en profundidad, mediante una presentación ágil y más de 400 ilustraciones en color.