Ante el problema de las drogas que impera en el mundo actual, sólo alguien con credenciales impecables y una espiritualidad irrefutable como Huston Smith puede replantear el potencial religioso de las plantas y substancias enteogénicas (alucinógenas). Al profundo lenguaje espiritual que motivó a los que experimentaron con tales substancias en el pasado, Smith añade datos científicos, médicos y religiosos para apoyar lo que ha sido un “secreto” tan viejo como la humanidad: que hay modos de percepción mucho más extáticos y clarificadores que la conciencia ordinaria.