La publicidad y los videogramas didácticos tienen en común la voluntad informativa y motivadora a un tiempo. La diferencia fundamental radica en la diversa capacidad de sintonía, de impacto, de seducción, por cuanto la publicidad se adecua mucho mejor al tipo de destinatario y a las exigencias del medio. A partir de esta premisa, se analizan los recursos formales utilizados en uno y otro discurso, destacando las diferencias en cuanto al tratamiento formal. Se comprueba luego, a partir de investigaciones y experiencias realizadas en las aulas, que son las diferencias en cuanto a tratamiento formal las que convierten en seductores a los espots publicitarios. Y se comprueba, también mediante investigaciones, que los videogramas de carácter verbalista no son eficaces desde en punto de vista didáctico. El libro concluye ofreciendo sugerencias para un discurso didáctico (no sólo audiovisual) eficaz, apoyándose en los parámetros expresivos de la publicidad.