El sistema que impera en Marruecos ha hecho todo lo posible para desviar al pueblo marroquí de su memoria colectiva... De este modo, la dinastía alauita, como todos los regímenes autoritarios, ha borrado de la Historia todo lo que pudiera poner en cuestión su propia legitimidad. Y es que la Historia es una materia explosiva. Los dictadores procuran a menudo que no se enseñe más que una versión truncada o edulcorada de ella que les asegure su permanencia en el poder. De este modo, en el conjunto de peripecias que constituyen la historia de un pueblo, se borra deliberadamente a los hombres y mujeres que han sido aplastados sin piedad por haber rechazado el autoritarismo de los gobernantes. En el caso de la monarquía marroquí, este singular procedimiento de ocultación aparece como una verdadera técnica de alienación y de manipulación de la memoria colectiva.'