Todo comienza con la muerte de un refinado industrial, un tal Frisch, en los jardines de su mansión, en un espacio en forma de ajedrez, tras intentar durante la noche, en su mesa de trabajo, una última partida. ¿Es un accidente ? ¿Un suicidio ? ¿Un homicidio ? ¿La ejecución de una sentencia ?, y ¿por qué delito ? La respuesta exacta la encontrará el lector en un movimiento de ajedrez, en esa misteriosa variante Lüneburg. Mediante un simple gesto, pues, el lector se verá proyectado en un laberinto de espejos y recuerdos que, al igual que en una encarnizada partida de ajedrez, sólo encontrará la salida jugando el juego hasta el final. Remontando en el tiempo, movimiento tras movimiento, encontrará a dos maestros ajedrecistas, opuestos en todo y animados por un odio inagotable, que atraviesan los años y los cataclismos políticos pensando tan sólo en afilar las propias armas para vencer al otro. Que uno de ellos sea judío y el otro un ex oficial nazi es sino uno de los axiomas del teorema.