Como su propio nombre indica, la villa de Monterrei es una fundación directa de la monarquía: su nacimiento se enmarca en el fortalecimiento del poder real protagonizado por Alfonso X el Sabio en la década de los sesenta del siglo XIII. Convertida definitivamente en cabeza de condado a principios del XVI, a sus condes se debe que en ella se instale la primera imprenta de Galicia y, posteriormente, un colegio jesuita. Símbolo del poder condal y del Antiguo Régimen, su decadencia y abandono van ligados a éste, desapareciendo prácticamente tras su caída en el siglo XIX.