Se ofrece una visión de las reformas promovidas por Octavio Augusto, Diocleciano y Constantino, con las que se consigue sanear transitoriamente la Hacienda pública y aplazar la decadencia del Imperio. El libro analiza las graves repercusiones que sobre la sociedad romana va a tener la casi crónica insuficiencia fiscal pues, una vez agotados los recursos financieros y sin posibilidades de reactivación económica y fiscal, el Imperio quiebra y desaparece.