Una lancha de contrabando, la Botafoc, zarpa de Gibraltar rumbo a Mallorca. El solitario encanto del mar, el peligro de que la embarcación sea apresada, las vidas de la tripulación, convierten esta novela en una aventura Ilena de riesgo y humanidad; pero también en un relato alegórico sobre el destino del hombre, como pueden serlo algunos libros de Conrad, Baroja o SaintExupéry. Aunque aquí la realidad temporal y geográfica adquiere un vasto protagonismo, ya que es todo un Mediterráneo vital, al margen de la ley, tan fascinante como el de los viejos argonautas griegos, el que asoma en cada página, con sus ilusiones y frustraciones, sus sabores y olores. Y lo hace a través de la Mallorca hermética, enraizada, bronca, absolutamente desconocida por el turismo y la jet set que la han convertido en moda. En rigor, Los argonautas encierra un mundo auténtico y un intenso combate por la felicidad, servidos por un estilo de contundente expresividad.