Esta obra se ocupa del llamado imperio romano-cristiano, es decir, del periodo que va desde el fin de la dinastía constantiniana (364) hasta la muerte de Teodosio (395). Son treinta años marcados por una profunda crisis y trágicos acontecimientos así como por un cruce constante de acusaciones entre paganos y cristianos sobre las causas de esta decadencia. Al margen de esta clarividente exposición general, el hilo conductor de la misma lo constituye la figura de Ambrosio. Marta Sordi nos expone a lo largo de estas páginas cuál fue la actitud del obispo hacia Roma y los bárbaros, cuáles sus relaciones con los emperadores y usurpadores de su tiempo y con la aristocracia pagana (y el particular con Símmaco); dichas páginas constituyen una novedad puesto que se apartan de la visión que en los últimos años se viene ofreciendo del obispo de Milán.