A lo largo de la historia, la mujer madrileña no se ha parecido a otro tipo de mujer. Ya fuera manola, chispera, maja o chulapona; ya se empleara como modistilla, aguadora, lavandera, castañera o cigarrera, respondía al perfil de la hembra de mirada altiva, ojos penetrantes, lágrima fácil, honesta, batalladora, conquistadora en el amor y visceral en la defensa de su propia dignidad. Con arrestos para responder a quien la humilla, es desprendida y dadivosa, tiene achares y anda pronta al desprecio cuando se la engaña. Sangre de mujer madrileña para derramarla en gestas históricas, en levantamientos, motines y defensa de los suyos. A jaranera no la gana nadie y tiene disposición para las artes de recreo y los talentos de sociedad. A través de las páginas de este libro nos reencontraremos con las madrileñas de armas tomar en las modas, los bailes, las supersticiones; con su participación en motines y revueltas, heroínas en acontecimientos históricos y en otros más domésticos; conquistadoras y burladoras de hombres, desde pícaros a reyes, protagonistas de amatorios y romances con nombre propio. Madrileñas que también llegaron a los altares, santas de su tiempo, con temperamento castizo para la buena obra y el milagro. Madrileñas de rompe y rasga que triunfaron en el mundo de la tauromaquia y fueron las primeras en conseguir que la mujer lidiara sobre los ruedos. Madrileñas de la nobleza, que llegaron a ser princesas y reinas y protagonizaron episodios importantes de la Historia de España. Otras que, simplemente, fueron conocidas por su desparpajo, curiosas y pintorescas. Madrileñas importantes coparon el mundo del espectáculo con su forma de ser para triunfar y romper tabúes sobre las tablas. Mujeres de Madrid, escritoras en tiempos de difícil acceso de la mujer al mundo de la literatura, y otras que destacaron en la política, para romper barreras y conquistar los derechos de las mujeres, primeras y destacadas feministas en tiempos de cólera machista. Por estas páginas desfilaran las más importantes en los distintos campos; las que entraron en la historia o en la infrahistoria popular; las hembras de los gremios y las castas en las verbenas, en los bailes, en el mundo del espectáculo; mujeres de amor y odio, que subieron a los altares o bajaron a los secretos y a las intrigas palaciegas. Todas bajo un denominar común: ser madrileñas de armas tomar.