En la primavera la vida se renueva o, quizá más aun, renace y se vuelve otra aunque sea la misma. Tal vez los adultos citadinos no lo sepamos muy bien, pero los niños y las niñas no lo olvidan. Disfrutan mucho de este renacimiento a través de esta historia, donde la ardilla, el oso y el erizo hablan, aman y platican bajo el tenue sol, con ganas de correr por todo el bosque acaso.