Recién abocado a la vida adulta, el protagonista y narrador intenta sentar los fundamentos que le permitan encarar las responsabilidades que aquélla comportan, y superar el peso de una juventud excesivamente dilatada. Como rémora, acarrea la presencia de su familia sobreprotectora, por quienes siente tanto desapego como ternura, y que le recuerdan el niño criminalmente vestido y con gafas de culo de vaso que una vez fue y del que quisiera huir. Como remedio contra todo, añora la infancia idílica junto a su abuelo y, sobre todo, incluso contra esa nostalgia, escribe y escribe. La novela está concebida como un tajo de la vida de un hombre, aparentemente escogido al azar, pero con calculada intención. En un intenso monólogo y mediante la concatenación de párrafos cortos y abruptos dotados de un raro lirismo, Pedro Maestre reproduce con fuerza el mundo del protagonista, consiguiendo que su irritación, su desasosiego y su desamparo se revelen tan hirientes como próximos. Ganadora del Premio Nadal 1996, Matando dinosaurios con tirachinas es un texto cortante sobre la superación de la condición de Peter Pan y sobre el fin de las ensoñaciones y quimeras, y supone la incorporación a la narrativa española de un joven escritor con mucho que decir.