Miguel Delibes cumplió sobradamente su aspiración y "acertó a pintar Castilla", como deseaba. El paisaje de su tierra, sus gentes, la cultura popular y la lengua que la alimenta son una constante en su obra. En este libro incluyen nuevos acercamientos e interpretaciones respecto a la visión del paisaje rural castellano, pero también indaga en el sentido profundo de determinados paisajes urbanos.