Mi nombre es Mei, porque nací con las lluvias más intensas que mi padre recordaba, las de un mayo que trajo desgracias a mi pueblo, pero siendo todavía niño lo perdí. [...] Un día, huyendo de una reprimenda, me subí a una acacia y me quedé allí a pasar la noche. Dormido, no escuché los gritos de los míos, afanados en mi búsqueda. Desde entonces fui Chui, que en su idioma significa leopardo; un felino solitario al que los árboles sirven de cama. Tengo otros nombres. Yusuf, Goa, Fernando y Ferdinand Okello. Me dedico a negocios de importación y exportación, para lo que recorro medio mundo todos los años. Vengo a España, sin embargo, por vez primera. Mi nacionalidad actual, facilitada por un matrimonio de conveniencia, es la inglesa. Soy divorciado y reconozco por hijo a un chiquillo despierto que estudia en un colegio de Londres y para el que querría construir un imperio.