Si buscamos una ordenación del mundo poético del Conde, basada en su intención estética y en su significado, encontramos con mucha claridad y pocas excepciones cuatro grandes núcleos: la poesía amorosa de raíz petrarquista; la poesía declaradamente estética que explica la belleza del mundo exterior, incluida la bellleza del amor y de la dama, de raíz gongorina y marinista; las fábulas mitológicas de raíz ovidiana y estilo de Marino y de Góngora; y la poesía vivencial de su interpretación moral del mundo que tiene dos partes antagónicas, los poemas morales y los satíricos, y éstos, dos nuevos apartados, la sátira política y la personal. Queda sola, aparte, por su género, La Gloria de Niquea, aunque unida estilísticamente al gongorismo.