Resultados de la búsqueda para: Wilde Oscar





LOS AMIGOS ESPAÑOLES DE OSCAR WILDE (ESTEBAN, JOSÉ)
Durante las últimas décadas del siglo xix, numerosos escritores españoles e hispanoamericanos conocieron en París a Oscar Wilde, el autor más popular y polémico del momento. Benito Pérez Galdós, Rubén Darío, los hermanos Antonio y Manuel Machado, Pío Baroja, Alejandro Sawa, Dorio de Gádex… estrecharon la mano lechosa y gordezuela del genio británico. Algunos gozaron y presumieron de su amistad y escribieron sobre él. Otros se limitaron a seguir su mal ejemplo y a regodearse escuchándole, conscientes de que la obra de Wilde no es más que un pálido reflejo de lo que fue su conversación, su oratoria. José Esteban ha recogido anécdotas y escritos de todos los que admiraron, trataron de cerca y gozaron del creador de Dorian Grey, las luces y sombras de un genio que antepuso el arte a la moral de su época.

CARTAS A LORD ALFRED DOUGLAS (WILDE, OSCAR)
«¡La felicidad, no ! ¡Sobre todo nada de felicidad ! ¡El placer ! Hay que preferir siempre lo más trágico», exclamaba en cierta ocasión Oscar Wilde. Mucho más que un aforismo, la frase contiene toda una declaración de principios, que el propio Wilde llevaría hasta sus últimas consecuencias con admirable literalidad. De hecho, en el suntuoso argumento de su vida, la tragedia tuvo un nombre : Lord Alfred Douglas. Este muchacho de aspecto «jovial, áureo y encantador» fue, ciertamente, el gran amor de Wilde, la viva encarnación de su apetecido ideal, pero también la causa directa del escándalo que le conduciría a los tribunales primero y de allí a la ruina y a la cárcel, de la que Wilde saldría convertido en patética sombra de sí mismo. Wilde y Douglas (Bosie, para sus allegados) se conocieron en 1881, cuando éste apenas contaba veinte años y aquél era celebrado ya como un santón del esteticismo y brillante escritor. Muy pronto se entablaría entre los dos una íntima relación. De su complejo y movedizo carácter dan buena cuenta las cartas reunidas en este volumen, que abarcan desde noviembre de 1892 hasta agosto de 1897 y que son todas las que se conservan entre los dos amantes, con excepción de la conocida epístola De profundis. Unidas por el común denominador de una inconstante pero continuada pasión, estas cartas nos conducen desde los gloriosos días de éxito y de los placeres compartidos hasta las amargas horas del desencuentro, cuando, tras dos años de prisión, uno y otro intentan en vano revivir antiguos esplendores. Desde las apresuradas y festivas tarjetas escritas desde cualquier hotel o restaurante, hasta las sombrías elegías concebidas en la cárcel o el exilio en Francia, la pluma de Wilde, lírica y mordaz, transparenta aquí en todo momento su fatal y decidida voluntad de acceder a ese nivel superior en el que la vida y arte se confunden.

EL CUADRO DE DORIAN GRAY (WILDE, OSCAR)
Rotundo triunfador en el teatro de su época, icono popular de la " belle époque " , Oscar Wilde es un escritor que parece tentar a quien lo lee a interpretar sus escritos en clave autobiográfica. El cuadro de Dorian Gray aparece en el mismo año, 1890, en el que se produjo el escándalo político-sexual que llevó a Oscar Wilde a la cárcel. La ambigua posición que parece establecerse en el texto entre la idea de que el arte es la última y única salvación, pero también la trampa por excelencia, hace que se relea cada vez de distinta manera, según el bagaje literario del público lector.

LA IMPORTANCIA DE LLAMARSE ERNESTO . SIENDO FORMAL Y MODERADAMENTE AMBIGUO (WILDE, ÓSCAR)
La importancia de llamarse Ernesto (comedia de enredo, enlazamiento de absurdos, de donde nace el mejor Mihura) es una red compleja de divertimento, disparate y polisemia. Pero, además de lo referido, ahonda en una dualidad: Sin el lado oculto a la sociedad del Bien no hay Vida. La vida perfecta sería la totalidad de Ernesto y Jack juntos. Pero la sociedad burguesa —aún la sociedad de hoy, piénsese en los Estados Unidos— nos exige ser Jack (ser formales, ser como es debido, como la sociedad quiere) pero llamarnos Ernesto para sobrevivir, ir a una segunda vida (que debiera estar abrazada con la primera) en la que brota nuestro manantial oscuro, la fuerza terrenal del deseo, la transgresión, el eros, el profundo corazón de la materia. Hay que ser Jack —dice Wilde—, pero sin llamarse Ernesto —él lo sabía perfectamente— no hay más que represión o supervivencia. En tono de comedia de salón, de alta comedia burguesa —la que nace en Inglaterra con Sheridan y su Escuela del escándalo— La importancia de llamarse Ernesto es un alegato en pro de la libertad de la vida, en pro del bienestar de la conciencia, en pro de que seamos todos como somos.

EL RETRATO DEL SEÑOR W.H. (WILDE, OSCAR)
El joven Cyril Graham está convencido de que detrás de las iniciales "W.H." que figuran en la dedicatoria de los Sonetos de Shakespeare no se esconde William Herbet, conde de Pembroke, sino un joven actor de la compañía del poeta, y de quién éste al parecer se había enamorado, llamado Willie Hughes.

OSCAR WILDE . UNA VIDA EN CARTAS (HOLLAND, MERLIN)
Este volumen ofrece una selección explicada y cronológicamente ordenada de las cartas de Oscar Wilde realizada por Merlin Holland, nieto suyo y especialista en su obra, de manera que componen la autobiografía que él nunca escribió. Todo Wilde está aquí,

LA APARICIÓN DEL CRITICISMO HISTÓRICO (WILDE, OSCAR)
En este ensayo, Oscar Wilde presenta el nacimiento y la evolución del Criticismo Histórico y analiza algunas de las cuestiones que más interés han suscitado en relación con el estudio científico de la Historia: los métodos de investigación histórica y la pregunta sobre el sentido total de la misma, a la cual trata de responder la Filosofía de la Historia. Para ello, hace un recorrido a través de los más destacados pensadores de la Antigüedad, historiadores y filósofos, y aborda diversos puntos que –incluso en nuestros días– no han dejado de generar atracción y controversia: el binomio ciencia-religión, el origen de la sociedad, los factores que contribuyen al progreso humano, el racionalismo o la herencia griega y romana presente en nuestra cultura. La brillantez y la elegancia del estilo de Wilde, combinadas con su gran capacidad creativa, dan como resultado un texto de elevada calidad estética y formal que nos aporta una nueva visión de este autor tan transgresor como genial, a la vez que nos recuerda la vital importancia que tiene la Historia como instrumento de cambio social para el avance de la humanidad.

LA IMPORTANCIA DE LLAMARSE ERNESTO / EL ABANICO DE LADY WINDERMERE (WILDE, OSCAR)
Oscar Wilde (1854-1900) es para muchos la figura emblemática del dandi inglés. Pero esa imagen del artista del esteticismo extremado también se vincula a la figura perseguida por la hipócrita moral dominante de su tiempo. Durante décadas después de su muerte, Wilde fue objeto de controversia y, a pesar de la condena judicial y moral a la que fue sometido, el interés del público por su obra no decreció. Su producción abarca casi todos los géneros literarios (novela, cuento, ensayo, poesía), pero es en sus obras teatrales donde despliega todo su talento artístico, como lo demuestran "La importancia de llamarse Ernesto "y "El abanico de lady Windermere." Wilde se sirvió en ellas de las convenciones y temas del teatro de su tiempo, especialmente del melodrama y de la comedia de costumbres del teatro clásico inglés, pero, gracias al ingenio verbal que le caracterizaba y a su singular capacidad para reírse de la realidad circundante sin causar la reacción negativa del público, logró trascender sus modelos y dignificar un género que se hallaba en decadencia artística.

EL PRÍNCIPE FELIZ (WILDE, OSCAR)
Uno de los cuentos infantiles más famosos de todos los tiempos, que hoy sigue entusiasmando por igual a niños y a adultos. El autor de El retrato de Dorian Gray nos relata la historia de una dorada estatua que protege una ciudad y es admirada por todos.

EL RETRATO DE DORIAN GRAY (WILDE,OSCAR)
El joven Dorian Gray es retratado por Basil Hallward, pintor subyugado por la belleza de su modelo, a quien cree la fuente de su mejor momento artístico. A través de Basil, Dorian conocerá a Lord Henry Wotton, un aristócrata que lo educará en la idea hedonista de la persecución de la belleza y el placer sensual como único objetivo digno de abrazarse. Dorian, al entender que su belleza está destinada a declinar, deseará que sea el cuadro, y no él, quien sufra esta degradación. Una vez superados los temas de la novela que escandalizaron a la Inglaterra victoriana -la autonomía moral del arte, la sexualidad de los personajes o su férreo hedonismo-, El retrato de Dorian Gray (1891) es en la actualidad una obra fundamental del decadentismo y un clásico moderno de la literatura occidental.

EL CRÍTICO COMO ARTISTA . LA IMPORTANCIA DE NO HACER NADA & LA IMPORTANCIA DE DISCUTIRLO TODO (WILDE, OSCAR)
Tan solo un mes después de publicar de El retrato de Dorian Gray, en julio de 1890 apareció la primera parte de su ensayo El crítico como artista. En septiembre de ese mismo año salió la segunda. Con lenguaje desenfadado y mordaz, propone que la labor del crítico es más meritoria que la del artista y aprovecha para escandalizar a la sociedad de su época con provocaciones y epigramas. Establece que la diferencia entre periodismo y literatura radica en que «el periodismo es ilegible y la literatura no se lee». Afirma que el público inglés «se siente mucho más a gusto cuando le habla un mediocre», y defiende los libros de memorias porque están escritos por personas que «han perdido por completo la memoria o nunca han hecho nada digno de ser recordado». Vivimos «una época en la que las gentes son tan laboriosas ?opina? que se han vuelto rematadamente estúpidas».