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LA MUERTE DE ALEC (JARAMILLO AGUDELO, DARÍO)
«Detrás de la cara externa de la naturaleza subyacen sentidos misteriosos, tramas y relaciones desconocidas, y el tiempo tiene otros ritmos y otros órdenes diferentes, con sus enigmas y certezas propias. Contra la camisa de fuerza del racionalismo, es necesario aceptar que los sucesos que confluyeron en la muerte de Alec están marcados por el misterio. Con la muerte de Alec se ordenaron en una perfecta armonía ciertos hechos aislados que, sin el desenlace, no tendrían sentido y seguramente estarían borrados de la cinta de la memoria. Si Alec no hubiera muerto, un oscuro fatalismo ha llegado a dictarme que los signos que anunciaron su desaparición tampoco habrían ocurrido. Casi diría que el motivo de que se verificaran fue la misma muerte de Alec, que operaba como causa aun antes de sobrevenir.» Con esta su primera novela Darío Jaramillo Agudelo demostró a cabalidad su fino olfato de narrador, procurando eludir las expectativas del lector a medida que las satisfacía en un plano mucho más riguroso y exigente: el de su virtuosismo estilístico, casi tan diabólico, en su nitidez, como el indescifrable misterio que nutre la obra.

DICCIONADARIO (JARAMILLO AGUDELO, DARÍO)
Ya se sabe: las palabras cambian. Siempre se están transformando aunque su apariencia permanezca igual. ¿Cómo serán cuando ese aspecto varía? A veces las palabras se adelgazan o se inflan, se estiran o se acortan, se mezclan con otras palabras, cambian una vocal o una consonante o unas letras se cuelan y, entonces, el mundo de los significados toma rumbos inesperados. Este Diccionadario es una muestra de esas metamorfosis: sirve para consultar algunos ejemplos, para perderse entre significados, para volver a él cuando el mundo parezca demasiado coherente. DJA

LA VOZ INTERIOR (JARAMILLO AGUDELO, DARÍO)
La voz interior quisiera parecerse a las novelas biográficas del siglo XIX, que deliberadamente buscan ser entretenidas, a pesar de que la de Sebastián Uribe Riley fuese una vida monótona de un desconocido al que nunca le sucedió nada que merezca la pena ser contado. Sebastián murió muy joven, a los treinta años, y mucho después su familia descubrió una enorme cantidad de libretas con sus escritos. Mary Riley, la madre de Sebastián, llama a Bernabé, amigo de infancia y adolescencia de su hijo, que ahora es escritor de libros por encargo, para que dictamine si los escritos tienen algún valor o es mejor tirarlos a la basura. Bernabé descubre que Sebastián se pasó la vida inventando autores y escribiendo los textos de esos autores inventados. El amigo se dedicará entonces a investigar la vida de Sebastián y a escribir la biografía de este inédito y esquivo autor de autores, que forma la primera parte de la novela. Biografía disfrazada de novela que contiene además una segunda parte con escritos selectos de varios de los autores inventados por Sebastián –comenzando por sus propios versos–, además de poemas, ensayos cortos, argumentos de novelas, hagiografías apócrifas y hasta un breve tratado de teología patafísica titulado Los motivos de Dios, del enigmático Walter Steiggel. Tardé ocho años en escribir La voz interior, a la que además incorporé materiales anteriores. Hubiera seguido. Me detuve cuando descubrí que si continuaba, sería para no detenerme más.