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ELS GRANS CEMENTIRIS SOTA LA LLUNA (BERNANOS GEORGES)
L'estiu de 1936 la Guerra Civil esclata a Espanya. El prestigiós escriptor francès Georges Bernanos, home de dretes, catòlic i monàrquic instal"lat a Mallorca des de 1934, és seduït en un primer moment pel franquisme, però se sent ràpidament revoltat per la violència de la repressió antirepublicana desencadenada a l'illa. D'aquesta revolta va néixer Els grans cementiris sota la lluna (1938), una denúncia rotunda, «el pamflet més important mai escrit contra el feixisme», segons Hannah Arendt. Per a Georges Bernanos, la tragèdia d'Espanya esdevé el símbol de la tragèdia del món. D'un escrit de circumstàncies, el seu geni en va fer una obra universal.

DIÁLOGOS DE CARMELITAS (BERNANOS, GEORGES)

Diálogos de carmelitas es la última obra que escribe Bernanos un año antes de morir (1947). La obra se construye sobre un acontecimiento histórico. El 27 de mayo de 1906, el papa Pío X canonizó a dieciséis monjas del Carmelo de Compiègne como mártires de la Revolución Francesa. Las monjas fueron exclaustradas violentamente en septiembre de 1792. Pese a que tuvieron que vivir diseminadas por la ciudad durante dos años como ciudadanas, se reunían diariamente para el rezo de la liturgia de las horas. Fueron detenidas, encarceladas y guillotinadas en 1794 mientras cantaban Laudate. Esta última obra se ha purificado en el estilo y la estructura. Forzado por la estructura de la pieza teatral, el autor prescinde de las extensas reflexiones que gustaba introducir en otros libros. Los personajes, sobre todo femeninos, responden a lo que va sucediendo con un espíritu verdaderamente infantil, con simplicidad cristiana. El miedo y la fragilidad humana ante el terror se superan martirialmente en la compañía de la Iglesia, en el gozoso misterio de la comunión de los santos.

LA LIBERTAD, ¿PARA QUÉ? (BERNANOS, GEORGES)

«La civilización, en la hora presente, no sólo debe ser defendida. Le es preciso crear constantemente, porque la barbarie no para de destruir, y esa barbarie no es nunca tan peligrosa como cuando da la impresión de que también ella está construyendo. La desgracia mayor del mundo, en el momento en que hablo, es que nunca ha sido tan difícil como ahora el distinguir entre los constructores y los destructores, porque nunca la barbarie ha tenido unos medios tan poderosos para abusar de las decepciones y de las esperanzas de una humanidad ensangrentada, que duda de sí misma y de su futuro. Nunca el Mal ha tenido una ocasión tan propicia para fingir que lo que hace son las obras del Bien. Nunca el Diablo ha merecido tanto el nombre que ya le daba San Jerónimo, el de mono imitador de Dios».