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Historia de la fundación de las Hermandades de Sevilla, llamadas Cofradías de Semana Santa, de Penitencia, Sangre y Luz, escrita por Félix González de León en 1852 en la que el autor nos cuenta cómo se crearon y evolucionaron éstas.
La convivencia en los Estados de la Unión Europea de dos órdenes legales (el nacional y el europeo) ha convertido a los jueces en los verdaderos artífices de la integración europea. El Tribunal de Justicia y los tribunales nacionales de los Estados miembros, como garantes de sus respectivos ordenamientos jurídicos, a través de su jurisprudencia han ido elaborando diferentes teorías para llegar a un cierto equilibrio de poder en el conglomerado jurídico de la integración europea. El objetivo de este libro se centra en el estudio de estas resoluciones judiciales, a las que he llamado de diálogo o interacción, que, a lo largo de estas seis décadas, tanto el Tribunal de Justicia como los tribunales nacionales se han visto obligados a dictar, pues están compelidos a entenderse. Solo averiguando cómo se ha producido esta interacción se puede descifrar o al menos intuir qué tribunal debe tener la última palabra. La obra se basa en el estudio de la jurisprudencia de los Estados fundadores y del Reino Unido de la Gran Bretaña e Irlanda del Norte, pues es sencillamente imposible dar cuenta de las sentencias de los tribunales de los 28 Estados miembros a lo largo de todas estas décadas.
(...) Es pues probado y fuera de duda qué estas Hermandades fueron creadas en el siglo XIV, o muy al principio del XV. Sin embargo también se fundaron algunas posteriormente en el siglo XVI. Esta es la antigüedad de estas Cofradías, sin que por esto puedan alegar con documentos ser más antigua una que otra, sino sólo están en la posesión, que por la tradición hasta ahora se les ha guardado, y que ellas defienden con razón y energía (...).
Los símbolos están continuamente presentes en nuestra vida, aunque casi nunca nos percatemos de ello. Así ha sido en todos los tiempos y por ello pertenecen a la historia y de ésta nos llegan. Más todavía: en algunos casos han contribuido a configurar la historia. Parece conveniente, pues, detenerse a conocer qué son los símbolos, así como de dónde proceden, cómo han interactuado en la existencia de la humanidad y, en fin, cómo continúan operando tanto en la sociedad donde vivimos como en las propias actitudes personales. Para quienes han consultado o manejado el «Diccionario de Iconografía y Simbología» del mismo autor, el presente libro puede ser tomado como la teoría sustentadora de los muchos casos concretos allí examinados. Pero es igualmente posible que el lector primerizo de «Fundamentos antropológicos de la simbología» experimente la conveniencia de acudir a aquél en busca del dato particular o el ejemplo complementario que añadir a los muy numerosos ejemplos que -por cierto- ya estas páginas contienen. Ambas obras se complementan mutuamente. Casi " necesariamente " . Cada una en sus propios ámbito y finalidad confirman a Federico Revilla como el más leído especialista en materia de simbología.