Resultados de la búsqueda para: Gilbert Keith Chesterton





EL CANDOR DEL PADRE BROWN (KEITH CHESTERTON, GILBERT)
Chesterton (18741936), narrador y pensador de pluma incansable, gran polemista, está considerado uno de los más grandes cultivadores del relato policial. En su opinión, la novela detectivesca es una plasmación popular de la poética que encierra la vida cotidiana y se trata de ver a1 héroe de las historias policíacas como un moderno caballero andante. El candor del padre Brown (1911) tuvo tanto éxito que obligó a Chesterton a continuar la saga con más de cincuenta relatos protagonizados por este curilla tan particular. El padre Brown es la antítesis del investigador privado, científico y ultrarracional, representado por Sherlock Holmes. El personaje de Chesterton resuelve los casos basándose, mucha veces, en la intuición y el profundo conocimiento de los impulsos morales y la naturaleza humana que le proporciona su desempeño pastoral, aunque sus deducciones pretenden ser lógicas. Chesterton, con un método tan heterodoxo como convincente para el lector, crea un personaje, no exento de elementos cómicos, que al tiempo le sirve tanto para dar rienda suelta a su fantasía como para exponer sus ideas sobre el mundo, el hombre y la sociedad.

¿ESTAMOS DE ACUERDO? . UN DEBATE EN PRESENCIA DE HILAIRE BELLOC (CHESTERTON, GILBERT KEITH / SHAW, GEORGE BERNARD)
Como es sabido, George Bernard Shaw (1856-1950) y Gilbert Keith Chesterton (1874-1936), los dos formidables escritores ingleses de la primera mitad del siglo XX, polemizaron durante años y años sobre los más diversos asuntos, tanto en la prensa como en debates en vivo ante el público, como es el caso de este mismo «¿Estamos de acuerdo?», celebrado en 1923, y que milagrosamente pasó, no sabemos por manos de quién, de la sala de conferencias al papel en 1928. En realidad, poco importa el asunto concreto que debaten aquí. Sea cual sea, lo que destaca es el placer de contender.

EL HOMBRE VIVO (CHESTERTON, GILBERT KEITH)
Gilbert K. Chesterton, el genial escritor inglés entre cuyos méritos se encuentra la creación del inmortal Padre Brown, escribió esta desconcertante novela. Narra el caso de Innocent Smith, un hombre común, aunque algo extraño, cuya visión del mundo es pu

EL ACUSADO (CHESTERTON, GILBERT KEITH)
Se recoge en este libro una serie de ensayos sobre una amplia gama de temas publicados originalmente en el Speaker con el título de The Defendant ("El acusado"), que aparecen ahora por vez primera traducidos al español en versión de Victoria León Varela, experimentada traductora de la obra del autor británico. [...] Inmensa fue en su tiempo la fama de su autor. El impacto de los artículos y ensayos [...] siempre estuvo asegurado. [...] Maestro insuperable de la paradoja, [...] la usó como nadie para descubrir la fragilidad de toda verdad. [...] No escribía para contar, sino que lo hacía para ensalzar, denostar o refutar algo. [...] Dotado como pocos para la burla. [...] Personalísimo sentido del humor, [...] originalidad en sus argumentos, [...] y una irreprimible pasión por la polémica. [...] Fue un escritor excepcional. [...] Fue de forma invariable él mismo. [...] Se enfrentó a las inquietudes más modernas. [...] Solitario genial [...] habló y escribió desde la calle por y para el hombre común, haciendo hasta de defensor de causas perdidas. [...] Difícilmente se hallará un periódico de su época que no contenga algo suyo, un artículo, algún comentario crítico, un poema, o una referencia sobre su vida o sus escritos. [...] Una obra inmensa. [...] Este es el autor de El acusado. (Del prólogo de Manuel Moreno Alonso)

LAS MEJORES HISTORIAS SOBRE PERROS (CHESTERTON, GILBERT KEITH / WOOLF, VIRGINIA / KIPLING, RUDYARD / LONDON, JACK)
«He conocido perros malvados y bondadosos, estúpidos e inteligentes, pero no podría vivir sin ellos. Los griegos decían que una casa no es un hogar si no tiene una golondrina anidando bajo su alero, y en mi opinión una casa no es un hogar si no tiene un perro.» Gerald Durrell «Tal vez los perros, cuya devoción excede a la de la mayoría de amantes, sean capaces de recoger las vibraciones telepáticas de sus amados dueños que piensan y se preocupan constantemente por ellos.» Jilly Cooper Que el perro sea o no el mejor amigo del hombre, según un antiguo dicho, posiblemente está todavía por saber. Lo que sí se sabe con certeza es que las relaciones de los perros con los hombres han inspirado una vasta literatura. En esta selección de relatos breves, que se abre con el magnífico prólogo de Gerald Durrell, nos encontraremos con escritores de la talla de G. K. Chesterton, Hugh Walpole, Virginia Woolf, Rudyard Kipling, Jack London, etc., que intentaron ver cuál era realmente el nexo entre seres tan distintos. Cada cual nos ofrece una respuesta diferente. Desde la épica apasionada de London hasta la amarga fábula de Walpole, pasando por el humor fresco y vital de Jerome K. Jerome, o el lirismo arrebatador con que Virginia Woolf nos cuenta el final de Flush, el perro de Robert Browning y Elisabeth Barrett Browning.

EL CLUB DE LOS INCOMPRENDIDOS (CHESTERTON, GILBERT KEITH)
El Club de los Incomprendidos (1930) narra las diferentes historias de cuatro personajes que han formado un extraño e incomparable Club, unidos por el vínculo común de sus maltrechas reputaciones. Los cuatro relatos siguen el mismo esquema: se ha cometido un crimen y la dificultad de la investigación no será tanto descubrir al culpable, cuestión nada sencilla, como averiguar cuál ha sido su móvil. Pero “El asesino moderado”, “El charlatán honrado”, “El ladrón absorto” y “El traidor leal” han cometido sus crímenes con el único propósito de evitar un crimen aún peor. Legalmente son culpables, pero moralmente podrían ser inocentes. Chesterton se mueve en el campo resbaladizo de la paradoja, un terreno que conoce y domina a la perfección. Las cuatro historias que reúne esta edición se publicaron por primera vez entre 1929 y 1930 en diversas revistas de Londres, poco antes de aparecer en un solo volumen con el título de Cuatro granujas sin tacha (Four Faultless Felons). Chesterton añadió un prólogo y un epílogo que confieren unidad al conjunto.

EL SECRETO DEL PADRE BROWN (CHESTERTON, GILBERT KEITH)
¿Cuál es el secreto del padre Brown, ese curita, «esencia misma de aquellos insulsos habitantes de la zona oriental», según apreciaba en La inocencia del padre Brown el todopoderoso detective francés Valentin? La explicación de Chesterton es sencilla, pero apasionante: a través de su identificación con el criminal, a través de la comprensión de su humanidad ---porque también él tiene experiencia de lo que es ser hombre---, el padre Brown llega a la misericordia y a la amistad que, como él mismo dice, «resuelve todo el problema el tiempo del pecado. Se provoca el arrepentimiento antes que el crimen». Sólo la mirada misericordiosa de un amigo cambia a la persona. Una vez más, Chesterton utiliza uno de sus más queridos géneros literarios, la novela policíaca, para desvelarnos sus ideas sobre el alma humana, la sociedad, la política, la fe y la razón y el catolicismo, sin ocultar nunca las razones que le llevaron a la conversión.

EL CLUB DE LOS NEGOCIOS RAROS (CHESTERTON, GILBERT KEITH)
El Club de los Negocios Raros está compuesto por seis narraciones que ejemplifican todos los méritos que hicieron destacar la figura de Chesterton y todas ellas giran alrededor de un oscuro y pintoresco Club, para pertenecer al cual es necesario haber inventado una profesión o industria absolutamente nueva. Sobre esta base aparentemente trivial, Chesterton combina el misterio con la paradoja y el humor y consigue mantener al lector en estado «de suspensión» permanente, haciéndole caminar de sorpresa en sorpresa por los senderos de sus ingeniosas tramas e invenciones. Chesterton, que tuvo el buen gusto de prodigarse en el relato, debería figurar como miembro de honor de su incomparable Club, por haber inventado la rara industria de complacer al lector.

EL HOMBRE QUE SABÍA DEMASIADO (CHESTERTON, GILBERT KEITH)
Para Jorge Luis Borges, que no dejó nunca de leerlo y admirarlo, Chesterton fue un incomparable inventor de cuentos fantásticos: «Pienso que Chesterton es uno de los primeros escritores de nuestro tiempo y ello no sólo por su venturosa invención, por su imaginación visual y por la felicidad pueril o divina que traslucen todas sus páginas, sino por sus virtudes retóricas, por sus puros méritos de destreza.» Fiel exponente de estas aseveraciones es el ciclo de relatos agrupados bajo el título de El hombre que sabía demasiado, una de las obras predilectas de Borges, en la que el escritor británico nos presenta a Horne Fisher, un peculiar funcionario del Imperio que va tropezando a lo largo de su carrera con una serie de misteriosos asesinatos cuya solución se encuentra más allá de las apariencias. Como en la mayoría de los thrillers de Chesterton, cada relato encierra una ingeniosa paradoja sobre la condición de la sociedad o sobre la naturaleza humana. Como decía Borges, «hubiera podido ser un Edgar Allan Poe o un Kafka: prefirió -debemos agradecérselo- ser Chesterton.»

LO QUE VI EN AMÉRICA (CHESTERTON, GILBERT KEITH)
EN algún lugar cuenta Chesterton la historia de aquel hombre que salió de viaje y fue tan lejos, tan lejos, que llegó a su propia casa. Si el principal motivo para viajar es la curiosidad no hay más remedio que conceder que Chesterton debió de ser un gran viajero pues fue siempre un gran curioso. Claro que a alguien de su inmensa capacidad, para conocer en toda su profundidad el mundo le bastaba acaso, como a Javier de Maistre, con hacer un viaje alrededor de su cuarto. Chesterton no fue nunca un buen turista pero sí un excelente viajero, al menos en el sentido de que nunca pudo quedarse quieto. Lo que vi en América, originariamente publicado en 1922 y ahora por primera vez traducido al castellano, es un apasionante relato de sus visiones y reflexiones de los Estados Unidos, tanto por lo que nos cuenta el autor sobre ese país, como por lo que nos cuenta de sí mismo. Desde los primeros párrafos del libro asistimos ya, asombro y maravilla, a la interminable y deslumbrante catarata de sus juegos de ingenio: «El viaje debiera combinar la diversión y la instrucción, pero lo cierto es que la mayoría de los viajeros se divierten tanto que se niegan a instruirse.» «Muchos internacionalistas modernos hablan de los hombres de distintas nacionalidades como si no tuvieran más que reunirse y mezclarse entre sí para comprenderse mutuamente. Pero en realidad ese es el momento del peligro supremo: el momento en que se reúnen. Ya podemos empezar a temblar como ante aquel viejo eufemismo que llamaba encuentros a los duelos.» Leer a Chesterton tiene mucho que ver con ser un niño y asistir una noche estrellada de verano a un espectáculo de fuegos artificiales. Cada una de sus frases y, lo que es casi lo mismo, de sus paradojas, encierra la misma fogosidad y deslumbramiento que las bengalas que ascienden hacia lo alto y estallan con estruendo en luces de mil colores. Y si son artificiales, lo son sólo en el sentido de ser verdadero arte, es decir vida, nunca en el desmayado sentido de ser meramente artificiosas. A. L.

ROBERT BROWNING . BIOGRAFÌA (CHESTERTON, GILBERT KEITH)
CHESTERTON es conocido, sobre todo, entre el gran público, por sus relatos policiales del padre Brown y por su novela El hombre que fue Jueves, pero empezó siendo (y aún podemos seguir considerándolo así) un gran periodista, nunca del todo meramente periodístico, y un estupendo biógrafo, nada convencional ni académico. Su biografía de Robert Browning (1903) fue su primer libro importante y el que le «situó» como escritor en la sociedad literaria de su tiempo. En este volumen se retrata no sólo la vida de un poeta sino toda una época, la de la Inglaterra victoriana. Y no sólo la vida de un poeta sino «la vida», aún más extraña y casi incomprensible, de la poesía que este poeta escribió. Para Chesterton, Browning es el primer poeta moderno de la moderna literatura porque inventó todo un género, «el monólogo dramático» en el que el poeta ya no habla por boca de sus personajes sino que deja hablar a los propios personajes por sí mismos. En esos poemas, el poeta no defiende ni condena como un pequeño dios, a nada o a nadie; son sus personajes los que, al declarar su verdad o su mentira, obligan a que en realidad sea el lector quien tenga que tomar postura, quien complete y dé un sentido total al poema. Robert Browning es una de las mejores biografías que se han escrito nunca, aunque (y precisamente porque) no es sólo una biografía al uso, en el sentido de ser un simple relato de hechos más o menos históricos; el Chesterton más Chesterton, el más endiabladamente paradójico y polémico y el más angelicalmente asombrado y generoso está ya plenamente en ella para mayor gozo de sus lectores. A. L.

GEORGE BERNARD SHAW . BIOGRAFÍA (CHESTERTON, GILBERT KEITH)
G. K. Chesterton y Bernard Shaw fueron grandes amigos pero se pasaron buena parte de sus vidas discutiendo y polemizando sobre casi todo. Para Chesterton, la filosofía y la política de Shaw, así como su teatro, eran un perfecto ejemplo de las ideas dominantes en su tiempo, el emergente siglo XX, con las que estaba en franco desacuerdo. Esta biografía, en la que Chesterton se muestra más brillante y paradójico que nunca, es por tanto un ajustado y muy personal retrato del autor irlandés y de su obra dramática, a la vez que una obra de combate, en la línea de Herejes, libro en el que, por cierto, también se le dedicaba un capítulo a Shaw. Recientemente esta misma editorial ha publicado, en la colección El Clavo Ardiendo, ¿Estamos de acuerdo?, un vibrante debate entre Chesterton y Shaw con Hillary Belloc como moderador, celebrado en 1928. A. L.