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LOS MEJORES CUENTOS . PRESENTACON DE ENRIQUE VILA-MATAS (PITOL, SERGIO)
Dice Pitol que en una casa de campo escribió sus primeros cuentos. Pasaba allí la convalecencia de una ruptura amorosa. Se proponía odiar al mundo, pero no lo conseguía. Por las mañanas escalaba una cordillera para rodearse de una aureola romántica, decadente, aun diabólica. Buscaba acantilados escabrosos y le venían a la mente los acantilados de Devon, un viaje a Inglaterra, y entre ese deseo de viajar y la contemplación de un maravilloso paisaje se adormecía en la hierba, para después llegar radiante de alegría a su casa y ponerse a leer a James, Kafka, Faulkner, Borges, Rulfo. Una noche escribió un primer cuento, «Victorio Ferri cuenta un cuento», y otros más, todos amargos y crueles, sobre personajes to-cados por el diablo. Durante varios años escribió cuentos y luego novelas. Todo eso procede del fruto de aquellos cuentos escritos hace cincuenta años. Ahora, cuando Pitol es un escritor imprescindible, nos complace presentar esta antología personal de sus mejores cuentos, encabe-zada por un extenso texto de Enrique Vila-Matas.

EL MAGO DE VIENA (PITOL, SERGIO)
“Sergio Pitol ha escrito libros iluminadores, eso se sabe; son un testimonio del caos, de sus rituales, su limo, sus grandezas, abyecciones, horrores, excesos y formas de liberación. Son también la crónica de un mundo rocambolesco y lúdico, delirante y macabro. Son nuestro Esperpento. Cultura y Sociedad son sus grandes dominios. La inteligencia, el humor y la cólera han sido sus grandes consejeras.” (Carlos Monsiváis). En algunas páginas autobiográficas Pitol deja entrever la intensa relación que ha vivido con su escritura, el descubrimiento de una Forma, su ars poetica, una creación que oscila entre la aventura y el orden, el instinto y la matemática. Su relación con la literatura ha sido visceral, excesiva y aun salvaje: “Uno, me aventuro a decir, es los libros que ha leído, la pintura que ha conocido, la música escuchada y olvidada, las calles recorridas. Uno es su niñez, unos cuantos amigos, algunos amores, bastantes fastidios. Uno es una suma mermada por infinitas restas”. El arte de la fuga fue un parteaguas en su obra. Allí Pitol confunde hedónicamente todas las instancias académicas, remueve fronteras, trastorna los géneros. Un ensayo se desliza sin sentirlo a un relato, a una crónica de viajes y pasiones, al testimonio de un niño deslumbrado por la inmensa variedad del mundo. El mago de Viena es más radical: un salto del orden a la asimetría, un roce constante de temas y géneros literarios, para potenciar la memoria, la escritura, los autores predilectos, los viajes y descubrir, como lo deseaban los alquimistas, que todo estuviera en todo. “Sergio Pitol es, sin duda, una de esas figuras mayores que aparecen de vez en cuando, casi milagrosamente, en la literatura mexicana.” (Jorge Volpi)

TRILOGÍA DE LA MEMORIA (PITOL, SERGIO)

Christopher Domínguez Michael escribió sobre Pitol: «El Premio Cervantes 2005 es el resultado de una prolongada maduración, creadora de ese esplendor otoñal que, visible en Tríptico del Carnaval (1999), continúa con otra trilogía compuesta por El arte de la fuga, El viaje (2001), El mago de Viena (2005), acaso aún más asombrosa, la gran autobiografía literaria de nuestras letras». En El arte de la fuga, Pitol propuso una forma novedosa, obedeciendo a uno de los lemas de los alquimistas, astrólogos y profesores de sortilegios: «Todo está en todas las cosas», que en el último libro de la trilogía se radicaliza en «Todo es todo». En El viaje, Pitol narra un regreso a la Unión Soviética. Dos semanas de entradas de su diario de 1986 y otros textos refieren la grandeza y miseria de ese país: encuentros, paseos, discusiones sobre literatura, teatro, pintura, política; sueños delirantes. En El mago de Viena,el autor ha disuelto las fronteras entre los géneros; es una obra sin índices. Los textos consisten en fragmentos oníricos, inverosímiles, reales e irreales, pero la estructura al fin crea una unidad perfecta.