Traducidos ya a muchos idiomas, estos relatos de Nathan Englander nos descubren a un autor que, a sus veintiocho años, la crítica ha comparado con escritores de la talla de Isaac B. Singer, Saul Bellow, Bernard Malamud o John Cheever. Los nueve relatos están impregnados del peso de la historia judía, y exploran, en gran diversidad de escenarios y situaciones, el choque de su ley y tradiciones con el mundo circundante. Pero lo que consolida su unidad es el tono (que nos recuerda en parte el humor irreverente de Woody Allen y la sutileza de Chéjov), con el cual desdramatiza las situaciones y explora al máximo lo paradójico y lo absurdo. Historias disparatadas (como la del ejecutivo norteamericano que, en un taxi, y para desesperación de su esposa y su psicoanalista, siente que ha reencarnado en él un alma judía; o la de los hasidim que intentan burlar la persecución nazi confundiéndose entre una troupe de circo) donde la naturaleza humana se muestra en su plenitud, porque, en palabras de Englander, a él no le interesa una narrativa que no sea universal.