Quien permanece durante un tiempo prolongado en un lugar, asimila las cosas que observa de forma más pausada que quien lo hace por poco tiempo. Pero, con frecuencia, la perspectiva del viajero que pasa y sigue es la más incisiva y esclarecedora, porque se rige por la ley de la primera impresión, menos condicionada por los compromisos de la vida cotidiana. Además, siempre queda el recurso de los libros, de las experiencias ajenas y de la propia cultura, para ayudarse a hacer un cuadro más acabado de las cosas. Espero que este haya sido mi caso en la Patagonia y Tierra del Fuego.