Esta casa palacio, que ha estado ocupada por distintos linajes nobiliarios desde el s. XVI hasta el s. XIX, esconde a su seno un tesoro en la sala principal de la planta noble. Las piezas que conforman este pavimento son un claro ejemplo del trabajo de la cerámica industrial valenciana de finales del s. XVIII, y forman un conjunto en que destaca el escudo heráldico central, rodeado de hasta 350 representaciones de animales y otras con flores o imitando mármol.