La sociedad medieval preparaba a sus reyes para el ejercicio del gobierno. A partir del s. XIII, bajo de común denominador de Espejos de reyes o de príncipes, se sucede un buen numero de obras destinadas a instruir y orientar a unos gobernantes determinados. Por esta misma época pensadores como san Alberto y santo Tomás iniciaron el tratamiento sistemático y académico de la doctrina política de Aristóteles. Pero fueron las posteriores versiones latinas del Corpus aristotélico, realizadas por lod humanistas, las que no sólo proporcionaron un conocimiento del pensamiento aristotélico, sino que fueron también las que estimularon su conocimiento y difusión a través de la Universidad de Salamanca. Pedro de Osma participa en las tertulias de los humanistas en la corte de Juan II. Allí conoce las versiones que de los libros de Ética y Política había realizado Leonardo Bruni de Arezzo. Descubre el gran valor de la doctrina aristotélica sobre la consecución de la felicidad del individuo y de la sociedad. Desde su cátedra de filosofía moral de la Universidad de Salamanca quiere darla a conocer, y lo hace a través de sendos comentarios a los libros de la Ética y de la Política. Fernando de Roa, discípulo y seguidor del maestro Osma, ocupó su misma cátedra de filosofía moral durante diecisiete años, utilizando en sus lecciones los Comentarios de su maestro. La exposición continuada de los mismos hizo que este comentario a los libros de la Política se convirtiera en una exposición más amplia de los contenidos iniciales. La finalidad de este comentario no era la exposición de los aspectos lingüísticos, sino una exposición académica y ordenada de las ideas filosóficas sobre la vida y el gobierno de la ciudad y sobre los diversos regímenes políticos