Una vida larguísima, una capacidad creativa inagotable, el gusto por sorprender ante todo a sí mismo, el empeño de un continuo descubrimiento estilístico. Picasso, en equilibrio entre crónica e historia, domina el arte del siglo XX como poquísimos otros pintores. Cada nuevo giro en la vida y en la pintura de Picasso supone un vuelco en los hábitos y las expectativas del público y de los críticos. Desde la formación académica en las somnolientas provincias españolas de finales del siglo XIX hasta el cautivador período de las vanguardias parisinas y la explosión del cubismo, Picasso orienta su carrera con un coraje que será confirmado por una secuencia de grandes obras que se han convertido en el símbolo mismo del arte y de la cultura contemporáneos.