Don Doroteo era un sacerdote santo, que pasó haciendo el bien sin exhibi­ción ni ruido. Contemplativo en su espíritu, supo interpretar y entender los signos de los tiempos y actuar en conse­cuencia. Portador de un carisma misio­nero, fundó el Instituto Secular Cruzada Evangélica y dejó en herencia espiritual su amor a Dios y su fidelidad incondicio­nal a su Iglesia. Fue un auténtico testigo de la fe y un verdadero maestro de la espirituali­dad evangélica, que ahora resplandece como guía experimentado para aquellos que buscan un noble ideal de vida. Por las obras, te probaré mi fe, el título de esta bio­grafía, podría muy bien ser el resumen de su vida y de su obra.