El problema del mal constituye una de las preguntas más frecuentes, hondas y lacerantes de la vida y del pensamiento humanos, sobre todo para quienes creen en un Dios Padre Creador. Tras hacerse cargo de los intentos filosóficos y teológicos de responder a esa cuestión inagotable, el autor encara directamente el mal con el Dios de la revelación cristiana.