Un hombre emprende el camino desde sus orígenes hacia un futuro que es un inhóspito más allá donde no hay Dios, apenas ángeles y recuerdos. Esta travesía de ecos dantescos es el hilo que hilvana los tercetos de Puerto oscuro, una obra que, concebida como un único y extenso poema dividido en cuarenta y cinco secciones, medita en torno al flujo de la vida, los finales, los pasados y los futuros.